Ese momento, ese momento en el que te quedas en shock, en
shock pensando, o al menos intentándolo, pensando en si has escuchado bien, si
estarás soñando, si será una broma y cuando contestes se reirá de ti y te dirá
que era broma, las lágrimas empiezan a inundar tu rostro y él te mira confuso
porque no sabe cómo vas a reaccionar ni que le vas a contestar. Coge aire,
respira hondo.
Asentí con la cabeza. –Sí, sí quiero casarme contigo, me
encantaría. –me abalancé sobre él y ambos nos fundimos en un beso con dulzura,
pero muy intenso.
-Por un momento pensé que me dirías que no. –dijo mientras
seguíamos abrazamos frente a aquel lago.
-Nunca te diría que no. Sé que somos muy jóvenes, pero te
quiero, y eso no cambiará por mucho que pase el tiempo. –le volví a besar.
-Por eso no sabía si decírtelo o no, somos muy jóvenes,
estamos en la edad de disfrutar de la vida y hacer lo que nos dé la gana,
tenemos nuestros más y nuestros menos por tonterías porque al fin y al cabo
somos unos críos, pero te quiero Nicole, y yo también me he dado cuenta de que
eso no cambiará por mucho que pase el tiempo y de que eres la mujer de mi vida
y siempre lo serás, por eso quiero que nos casemos.
-Harry…- las lágrimas volvieron a inundar mi rostro otra
vez. – Vas a conseguir que me deshidrate
esta noche llorando. Te quiero.
-Anda, ven aquí y no llores tonta. –me secó las lágrimas
cuidadosamente y volvió a besarme. –Yo también te quiero.
Louis y Marta anduvieron por detrás de la universidad, hacía
frio y con lo caballero que era Louis se quitó la chaqueta y se la puso por
encima a Marta.
-Gracias. –Dijo ella.
-No hay de qué. Hay que ser un caballero con las señoritas.
-Con lo buen chico que eres sigo sin entender cómo es que
estas solo.
-Bueno, la verdad es que sí, tienes razón, se me acercan
muchas chicas, pero todas por interés, las que no se acercan por dinero, se acercan
por fama, y así sucesivamente.
-Vaya, entiendo. Tiene que ser un trabajo conocer a alguna
chica que te guste y además darte cuenta de que le gustas tal y como eres y no
por todo lo demás.
-Oye, ¿aquellos de allí no son Harry y Nicole?
-Sí, parece que son ellos. Vamos a ver que hacen allí.
Ambos se acercaron poco a poco donde se encontraban Harry y
Nicole. Estos en cuanto los vieron salieron corriendo a abrazarlos y Nicole
empezó a llorar de nuevo.
-¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa? –Dijo Marta preocupada.
Se separaron y Harry cogió a Nicole por la cintura. –Nos
vamos a casar.
-¿Enserio? –preguntó Marta.
-Ahá –Asentí.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH –ambas nos pusimos a
saltar y a chillar de la emoción mientras Harry y Louis se abrazaban y Louis le
daba la enhorabuena.
Harry y Nicole volvieron a la fiesta para contarles lo
sucedido a los demás y Marta y Louis se quedaron allí, frente a aquel precioso
lago.
-Nunca me hubiera imaginado que Harry asentara la cabeza tan
pronto.
-¿Louis Tomlinson está poniéndose melancólico?
-¿Yo? No, que va, para nada. –Disimulo.
-Sí, lo estás haciendo. Oh, por favor, que monada!
Empezaron a juguetear, haciéndose cosquillas, se lo estaban
pasando realmente bien.
-No, Louis, para por favor, no puedo con las cosquillas. –Repitió
varias veces.
-Está bien, está bien, ya paro. –Se quedó mirándola
fijamente y sus labios se juntaron poco a poco.
-Louis yo… no sé si esto está bien. –agachó la cabeza.
-No, tranquila, he sido yo, lo siento, no debería haberlo
hecho.
Louis se marcho, pensando en lo que acababa de hacer, otra
vez las cosas le volvían a salir mal, pero Marta era diferente, no sabía si eso
estaba bien y eso solo podía significar dos cosas, o que Louis no le gustaba o
que no le interesaba la fama.
-No, olvídate de lo segundo, no le gustas Louis. –Se dijo a
sí mismo.